jueves, 12 de noviembre de 2009

Lágrimas de cocodrilo


Esas son las lágrimas de un adolescente,claro está que el no las vive así.

Un día se levantan y deciden cambiar,ya no les importan sus juguetes, o las series de dibujo que hasta entonces ocupaban sus horas, a partir de ahora no hay nada más interesante que el ordenador y el teléfono, a ser posible un último modelo con cámara incorporada.

Les encanta hacerse fotos, miles y miles de fotos que después colgaran en el tuenti.

Lo más parecido a un desastre puede venir desencadenado por el modelo que luciremos mañana, sin hablar de la hora de vuelta, hay las negociaciones se vuelven muy duras, en estas me gustaría ver a más de un psicólogo con sus manuales y sus diálogos.

No nos olvidemos de su territorio "su cuarto"....¡MIEDO!, miedo es lo que da cada vez que entramos en su cuarto, cada vez que abrimos la puerta del armario y nos ataca una montaña de ropa, limpia y sucia eso da igual, a quien puede importarle semejante detalle?...si nos atrevemos y nos quedan ganas de aventura, siempre podemos asomar nuestra nariz debajo de la cama, hay podemos encontrar de casi todo, por no decir todo.

El baño: esa parte de la casa que normalmente se comparte con el resto de la familia,corre riesgo de ser invadida y conquistada, la hora del baño puede ser eterna sin hablar de el desastre que queda después de su paso, se necesitará algo más que un milagro para poder volver a utilizarse.

Nuestro lema a partir de ahora es "RECOGE, ORDENA, ESTUDIA, OBEDECE" o lo que es igual ¡CRECE!.

Estas palabras aparte de crearles fobia le suenan a chino,¡ pero que pesaos! como si ellos no supieran cuales son sus obligaciones!.
La mayor de las torturas a las que nos someten día si día también, es al chantaje emocional, "las lágrimas" esas que aparecen de pronto como de la nada y amenazan con serias inundaciones además de acabar con los nervios del más sereno.
Las hormonas: son aquellas que sirven para disculpar cualquier aptitud reprochable que pudiesen tener hacia nosotros, sus gritos, sus ataques de histeria y como no su necesidad de dormir hasta las dos de la tarde como mínimo,de esta manera consiguen estar a punto, justo a la hora de comer habiendo se librado de cualquier obligación que se les pudiera poner, después de comer y siempre justificado por sus descontrol hormonal seguirán tumbados delante de la tele, eso sí adueñándose del mando y cambiándolo solo por las teclas del ordenador que le llevaran a sus siguientes pasos, y a los demás ustedes perdonen, " que nos den por....".
Pero yo que tengo dos de estos raros espécimenes puedo decirles: que no está tan mal, que solo es cuestión de acostumbrarse, que no es tan grave ignorarlos un poco (pero sin olvidarlos) aunque aveces sea lo único que deseemos,que no todo es malo, que aunque protesten estudian porque ya saben de sus obligaciones,que cuando les apretamos un pelín y ellos saben que los necesitamos están hay,que la mayoría de las veces son nuestros propios miedos y no los de ellos los que no les dejan crecer,que en el fondo aunque se resistan en demostrarlo nos quieren.
Que nuestro mayor problema quizás no sean ellos y sus hormonas, sino nosotros mismos y nuestro miedo a envejecer, a perder el control a saber que ya no somos NIÑOS y no volveremos a ser lo nunca mas y a la peor de nuestras pesadillas, ver que nuestros niños pequeños ya no son tan pequeños, que crecieron y se hicieron adultos,que dejamos de tenerlos bajo nosotros, que a partir de ahora son ellos lo que tienen que elegir.

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